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MÚSICA (síntesis)

Pintura procedente de la tumba de Nakht (XVIII dinastía), en Tebas. Oboe doble, cítara y arpa de pie.

La pintura, la música y la danza fueron las primeras formas de expresión artística, las más antiguas de la humanidad. Al hablar de la historia de la música, nos remontaremos a la prehistoria y sólo podemos hacer suposiciones acerca de sus orígenes.

Aunque no sabemos a ciencia cierta si los primeros cavernícolas cantaban, sí que sabemos que crearon unos primeros “instrumentos” musicales, probablemente percutiendo objetos, para celebrar rituales o para pedir a los dioses una caza favorable, también para pedir la fecundidad de sus mujeres, etc.

En el Paleolítico Superior ya contaban con instrumentos de percusión, instrumentos de cuerda e instrumentos de viento, siendo estos últimos los que producían sonidos melódicos. No obstante, no hay prueba alguna de la actividad musical que pudiese haber en estos tiempos prehistóricos. Lo que está claro es que uno de los primeros, o acaso el primer sentido que desarrollamos dentro del vientre materno, es la audición.

Debido a las pinturas, grabados, restos de herramientas e instrumentos que pudieron tener una aplicación musical, troncos huecos y muchos objetos para producir sonidos percutidos, también arcos, silbatos o flautas de hueso, etc., nos conduce a que los primeros instrumentos musicales debieron ser adaptaciones de utensilios destinados a otros usos.

Siendo que las tribus o etnias humanas existentes en tiempos anteriores a la escritura supieron aprovechar su propia destreza y saber para crear “música”, los arcos con los que cazaban los hicieron servir de primigenias arpas, los restos de cueros servían para cubrir o forrar las bocas de troncos huecos o vasijas formando primitivos tambores, algunos huesos de animales, vaciada la medula, se utilizaban como flautas, posteriormente caracolas marinas que suenan como trompetas, etc., aún hoy en día esto ha podido estudiarse en tribus que tienen un grado de evolución tecnológica similar.

El desarrollo de la música fue simultáneo a dos factores que diferenciaron al Homo Sapiens de sus antecesores: el descenso de la glotis, que permitió el nacimiento del lenguaje y el “canto”, y un importante desarrollo del cerebro que le permitió destrezas, transformando los objetos con las manos. Los “cantos” primitivos debieron ser de ámbito melódico muy limitado, a base a muchas repeticiones y muy cercanos al lenguaje hablado.

Pintura al fresco procedente de la tumba de Djeser-Kere-Somb, en Tebas. De izquierda a derecha: Lira, Oboe Doble, Crótalos, Cítara y Arpa de Pie.

Las investigaciones en este campo han conducido a una verdadera especialidad, la etnomusicología.

Dando un salto de millones de años en el tiempo, al final del Neolítico, entre 10.000 y 5.000 a.C., las tribus dejan de ser nómadas y se afincan en valles fértiles, siendo los pobladores de algunos de estos valles; ejemplo, entre el Tigris y el Eufrates, los que realizan grandes avances tecnológicos y descubrimientos, tales como, metales, ruedas de carro, escritura, aritmética, música, etc., siendo que en la cuenca de estos ríos se establecieron diversas culturas. En el 4000 a.C., los sumerios, luego los acadios o babilonios, los asirios y también los hititas, casitas, elamitas y persas, hasta que finalmente se produjo la entrada de Alejandro Magno en Babilonia en el 331 a.C.

Asimismo, estas culturas fueron el centro de influencia de los diversos países circundantes: de los árabes al Sur; los hititas, frigios, fenicios, egipcios, y griegos al Oeste; Irán y tribus Indogermánicas al Norte; y al Este casi hasta la India. Por este motivo la música de Mesopotamia, sobre todo sus instrumentos, se han extendido a casi todo el mundo, aunque a veces fueron considerablemente modificados.

Grecia, Aulós, “oboe doble”

Entre estos se encontraban la lira o kitara, el arpa, el pantur o laúd, (en griego pandhura), las flautas, los oboes de lengüeta doble, (¿antecesores de la Dolçaina?) Y entre ellos tuvo gran importancia el oboe doble, colocados en ángulo, que mientras uno ejecutaba la melodía, la otra la acompañaba con una nota grave que sonaba ininterrumpidamente a modo de nota pedal. Se trataba de dos tubos construidos normalmente de plata, de igual longitud. Algunos de los cuales fueron hallados en las excavaciones de las tumbas de Ur I.

La “Dolçaina” o sus antecesores pudieron haber entrado en Valencia con los comerciantes fenicios y sus tratos con los iberos, pues se han encontrado en Liria vasijas iberas con oboes dobles, aunque lo mas probable es que tal como la conocemos hoy se introdujese con la invasión árabe, aunque la Historia de la Dolçaina merece otro capítulo aparte.

Como anécdota, hay que saber que en algunas de las antiguas civilizaciones los músicos eran personas muy importantes. Esto era especialmente cierto en Siria, que cuando las tropas capturaban una ciudad siempre perdonaban la vida a los músicos.

Para finalizar, independientemente del grado de evolución de una cultura, la conexión entre sentimientos y sonidos parece ser la responsable de que en todas las culturas se hayan encontrado evidencias de la ejecución musical. Hay vestigios arqueológicos dejados por las grandes civilizaciones en los que se han hallado testimonios escritos, restos pictóricos y escultóricos de instrumentos y danzas acompañadas de música. En culturas como la sumeria dan cuenta de himnos y cantos en sus ritos litúrgicos. Egipto alcanzó también un alto grado de expresividad musical, incorporando en sus ceremonias arpas y diversas clases de flautas. En Asia, la civilización china e india constituyeron los principales focos de propagación musical.

En cuanto al desarrollo de la música occidental, esta posee una tradición que se relaciona fuertemente con la evolución de las primeras comunidades cristianas, siendo así como durante el primer milenio de la era cristiana surgió la música litúrgica, inspirada en la teoría musical de la Grecia clásica.

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